Santo Domingo, Rep. Dom.- El representante permanente de República Dominicana ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Mario Arvelo Caamaño, expuso que de acuerdo con los cálculos obtenidos por ese organismo el año pasado, la humanidad dejó sobre la mesa y tiró a la basura 1,300 millones de toneladas de alimentos en perfecto estado, por lo que recomendó colaborar para evitar el desperdicio, lo que se traduce en beneficio inmediato para el estómago y el bolsillo.
Al dictar la charla “Las Teologías del Hambre”, Arvelo Caamaño destacó la labor que realiza la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández, a través de su Despacho, desde donde las familias que forman parte de los diferentes programas reciben capacitación en temas relacionados con el cultivo de alimentos, producción de abonos orgánicos, invernaderos y crianza de animales, acciones que contribuyen con la lucha contra la
pobreza, el hambre y la mal nutrición.
“Las iniciativas de Cedeño de Fernández son ejemplos a seguir, esto ha sido certificado por la FAO con el nombramiento que le han otorgado como Embajadora Extraordinaria de esa institución.
Es la primera vez que una primera dama hace algo como esto que debería ser imitado por todos los gobiernos”, dijo Mario Arvelo Caamaño durante su exposición.
El escritor dominicano hizo un recuento antropológico sobre el rol que ha jugado el hambre, la nutrición y la alimentación en las diferentes religiones, a través de los tiempos y los pueblos.
De manera amena, presentó más de 200 imágenes y fotografías, que explican cómo las diferentes culturas y los pueblos han tratado el tema del hambre, la agricultura, la pesca, la caza y la cosecha, desde el hombre de la caverna hasta el cristianismo.
También destacó el papel que tienen el hambre y la alimentación en las tradiciones, entre las que mencionó la América Precolombina, Asia, Europa, el Medio Oriente, incluyendo el islán, el judaísmo, confucionismo, el taoísmo, sintoísmo, el hinduismo, y el cristianismo.
“Cada pueblo y cada religión tiene los alimentos como una referencia de su relación con Dios. Si existe abundancia de ellos, entonces se sienten bendecidos; si hay escasez, entonces lo ven como un castigo de parte de él”, explicó Arvelo Caamaño, quien también es representante del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
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