Este es un extracto de Universia Knowledge Wharton, pueden clicliar en el Link para ampliar la información.
Informe de la Red de Knowledge@Wharton
¿Qué podemos esperar de la economía global en 2008?
Aunque la crisis subprime y al aumento de los precios del petróleo golpearon la economía de EEUU durante gran parte de 2007, otros mercados emergentes -especialmente China e India- parecen continuar con su buena marcha.
Es muy probable que China siga creciendo a más del 11%, India también debería ser capaz de mantener su alto crecimiento del PIB, incluso si es más lento que el 9% del año pasado. América Latina, por su parte, muestra un cauto optimismo pero podría ser testigo de un descenso moderado en 2008.
Los sitios web de la Red de Knowledge@Wharton- Universia Knowledge@Wharton, China Knowledge@Wharton e India Knowledge@Wharton- hablaron con miembros de Wharton y otros expertos sobre lo que podemos esperar de este año que se inicia.
Cauto optimismo en América Latina y España
En líneas generales, se espera una moderada reducción del crecimiento para América Latina en 2008, según los economistas. Los mejores pronósticos se encuentran en el Cono Sur y son menos optimistas en México y en el Caribe.
Se estimaba que la región crecería alrededor del 5% de promedio en 2007, pero con la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EEUU, la expansión se situará alrededor del 4,25%. Mario Ricardo López Ramírez, profesor de la Universidad de Medellín, en Colombia, señala que el PIB de los países de América del Sur crecerá en 2007 a una tasa del 5,6%, resultado inferior al 5,8% del ejercicio de 2006, y se espera que esta tendencia continúe durante 2008.
Estas desaceleraciones, dice, “pueden explicarse por riesgos asociados a caídas en la demanda externa y que se mantenga incrementos en las tasas de interés internacionales”.
En Argentina, añade, “se espera un crecimiento para el 2008 del 6%, por debajo del 7,5% de 2007, y del 5,5% en Chile. En Uruguay estima un crecimiento del 5,5%, Paraguay 3,5%, Perú 7,3%, Bolivia 4,0%, Ecuador 3,0% Brasil 4,3%, en Venezuela 7%, como consecuencia de los grandes incrementos salariales y el alto gasto público, y en Colombia 5,8%.
Por otro lado, explica que México y Centroamérica “reducirán su tasa de crecimiento al 4,0%, como consecuencia de la desaceleración de la demanda externa que se encuentra relacionado al comportamiento en la economía americana, a la disminución de la demanda interna y una política monetaria restrictiva”.
A pesar de la previsible desaceleración, el reciente panorama económico mundial no ha deteriorado la confianza en la evolución económica de los países de la región. “Latinoamérica continúa gozando de un ciclo económico muy favorable que creemos que continuará el próximo año”, comenta David Tuesta Cárdenas, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
En primer lugar, explica esta situación gracias a las reformas estructurales iniciadas en los noventa y su posterior perfeccionamiento, que han dotado a los países de una mayor competitividad (reducciones arancelarias, acuerdos comerciales…), la llegada de inversores internacionales y el hecho de que “países emergentes como China e India continúan liderando el crecimiento mundial y, por tanto, han sido demandantes centrales de materias primas, hecho que parece mantenerse a pesar de la situación financiera observada a nivel mundial”.
Al mismo tiempo, el eventual deterioro del entorno externo será una prueba de fuego para la región. Mauro Guillén, director del Lauder Institute de Wharton School, cree que “financieramente el impacto será escaso”.
Aunque, si EEUU entra en recesión, advierte de que “México y Centroamérica sufrirán mucho”. Tuestas coincide en subrayar la importancia de la magnitud de la crisis estadounidense en la marcha de las economías latinoamericanas, pero señala que la región en su conjunto depende ahora menos de la demanda de EEUU.
Según los expertos, más preocupante sería si hubiese un fuerte descenso de los precios de los productos básicos, aunque para que esto ocurra debería producirse una desaceleración mundial más brusca. Pero los altos precios de las materias primas también tienen un lado negativo.
A pesar de que la subida estos precios “favorece el crecimiento de la región, al mismo tiempo genera exceso de liquidez, incrementando las expectativas de inflación”, estima Rafael Pampillón, profesor de Entorno Económico y Análisis de Países del Instituto de Empresa.
“El IPC puede dar disgustos en las economías de la zona y provocar que los bancos centrales opten por subidas de los tipos de interés, lo que frenará el crecimiento económico”, señala.
La continuidad de los altos precios del petróleo, que alcanzó los 100 dólares el barril a principios de 2008, también aumentará las presiones inflacionistas, comenta Anita Kon, profesora de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC/SP), Brasil. Un atenuante a este efecto, señala, “es que desde hace poco Brasil es casi autosuficiente en la producción de petróleo, y la necesidad de importación está disminuyendo.
Además, la revalorización de la moneda frente al dólar ha favorecido su importación”. En 2008, el Gobierno planea iniciar y ampliar la explotación del producto en nuevos yacimientos, con la intención de aumentar las reservas del país.
Kon advierte, además, que las empresas brasileñas están muy alertas a lo que pueda ocurrir como consecuencia de la caída de la disponibilidad de crédito mundial. “Estos bloqueos financieros tienden a repercutir tanto en el mercado financiero del país, como en el ritmo de crecimiento de los proyectos programados de inversiones en infraestructura”, comenta. En su opinión, las repercusiones en 2008 serán considerables y negativas, “ya que Brasil estaba recibiendo una creciente inversión directa extranjera para la reanudación del crecimiento, necesarios debidos a la escasez de ahorro interno”.
Otro riesgo histórico para la región es el factor político. El creciente populismo es observado con lupa por los inversores internacionales y Pampillón advierte de un serio peligro si los gobiernos populistas de Venezuela o Ecuador “se encaminan a un desbordamiento del gasto público y un intento de controlar los precios y los mercados”.
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